jueves, 2 de mayo de 2013

El Soneto

El soneto es un poema compuesto por catorce versos de arte mayor, normalmente dos cuartetos y dos tercetos ─endecasílabos, en su forma clásica─ con rima consonante. Los ocho primeros versos tienen dos rimas consonantes distintas. La disposición de las mismas variará según el soneto se forme por cuartetos (ABBA) o por serventesios (ABAB). Los seis últimos versos tienen dos o tres rimas consonantes distintas de las de los ocho primeros, y su distribución es muy variada, según tengan rima abrazada, enlazada, o cualquier otra posibilidad (siempre que no existan versos sueltos, o más de dos versos con la misma rima [1]).

Ya en el siglo XV el Marqués de Santillana había escrito algunos sonetos, pero no fueron suficientemente divulgados. Por ello, los conscientes introductores de esta estructura son Juan Boscán y Garcilaso de la Vega, que toman el soneto de la literatura italiana. También de la literatura italiana se toma, en el XVI, la posibilidad de añadir al soneto un “estrambote”: uno o más grupos de tres versos con la siguiente forma: un heptasílabo, que rima con el último verso del soneto, y dos endecasílabos pareados.

Cuando me paro a contemplar mi estado
y a ver los pasos por do me han traído,
hallo, según por do anduve perdido,
que a mayor mal pudiera haber llegado;
 
mas cuando del camino estó olvidado,
a tanto mal no sé por do he venido;
sé que me acabo, y más he yo sentido
ver acabar conmigo mi cuidado.
 
Yo acabaré, que me entregué sin arte
a quien sabrá perderme y acabarme
si ella quisiere, y aun sabrá querello;
 
que pues mi voluntad puede matarme,
la suya, que no es tanto de mi parte,
pudiendo, ¿qué hará sino hacello?

(Garcilaso de la Vega, Soneto I)

Así los utilizan tanto Hurtado de Mendoza como Cervantes con un tono claramente burlesco. El auge del soneto aumenta en la época barroca, con cultivadores como Góngora, Quevedo y Lope de Vega. En el Modernismo se escriben sonetos con versos alejandrinos y con otras medidas. En épocas posteriores este tipo de poema sigue manteniendo su frecuencia de uso, e incluso llega a aumentarla.

"Me he quedado sin pulso y sin aliento
separado de ti. Cuando respiro,
el aire se me vuelve en un suspiro
y en polvo el corazón, de desaliento.

No es que sienta tu ausencia el sentimiento.
Es que la siente el cuerpo. No te miro.
No te puedo tocar por más que estiro
los brazos como un ciego contra el viento.

Todo estaba detrás de tu figura.
Ausente tú, detrás todo de nada
borroso yermo en el que desespero.

Ya no tiene paisaje mi amargura.
Prendida de tu ausencia mi mirada,
contra todo me doy, ciego me hiero"

(Ángel González)

Mientras por competir con tu cabello
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;
mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano,
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello,
goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o viola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.

(Luis de Góngora y Argot)

El soneto es una forma propia de la poesía lírica, y difícilmente se encontrará en las partes dialogadas del teatro. Sus temas son muy variados, desde el amoroso al satírico, pasando por los morales y metafísicos (en los que destacó Francisco de Quevedo). Los autores barrocos juegan con la forma del soneto, pero no lo alteran su estructura esencial, que continúa siendo la consagrada por Garcilaso de la Vega y Juan Boscán.

En la lengua de los trovadores ─obedeciendo a la etimología─ se le llama soneto a cualquiera especie de canto. Luego el término se aplicó por analogía a las poesías destinadas al canto y, más adelante, se concretó el sentido del vocablo a la forma poética, hoy designada por ese nombre.

“El soneto es la composición más grave que hay en la poesía española: de ordinario no lleva sino un solo concepto, ni se emplea en materia larga. Recibe comparaciones, semejanzas, preguntas y respuestas y sirve para cuantos objetos se ofrezcan; para alabar o vituperar; para persuadir o disuadir; para consolar y animar; y finalmente para todo aquello que puede ser asunto de los epigramas latinos.” (Compendio de la poesía latina y castellana y de la retórica en latín y castellano, de Don Francisco Pons) El tema, en la forma clásica, debe desarrollarse en los cuartetos, y el desenlace ─una reflexión o una consecuencia de lo planteado en los cuartetos─ debe llegar con los tercetos. De ahí el carácter de ejercicio técnico que suele emparentar al soneto con el epigrama o el madrigal, en cuanto que todas estas formas desarrollan un pensamiento breve de una forma completa.

Aunque su forma clásica exige el endecasílabo, el Modernismo, entre otras modificaciones, introdujo versos de las más variadas medidas. Sus modificaciones más importantes en este dilatado correr literario fueron las siguientes:

•    Por imitación francesa se introdujeron rimas distintas en el segundo cuarteto, según el siguiente esquema: ABBA-CDDC.
•    Modificaciones en la rima del último terceto, que puede terminar en pareado por influjo del soneto shakesperiano.
•    En un mismo soneto pueden combinarse muy distintos metros. Si se escribe en versos de arte menor y se riman en forma idéntica al soneto, recibe el nombre de “sonetillo”, como este de Cayetano Fernández: El orador elocuente:

«Vente conmigo a admirar
Un orador elocuente;
(Díjole Juan a Clemente,
Echando los dos a andar)
Demóstenes fue un pelgar
Y Tulio un impertinente,
Comparados al torrente
De su elocuencia sin par».
—«Tendré un gusto regalado,
Clemente dijo: es asunto
Que siempre fue de mi agrado».
Y Juan le señala al punto
Un aposento enlutado
Y allí tendido un difunto.

(Cayetano Fernández)

Casi sin historia el sonetillo en España, apenas figura en las poéticas nacionales; en cambio para los franceses simboliza un momento, si no importante, curioso de su historia literaria, pues el sonetillo de Benserade, que comienza: Job de mille tourments atteint dio nombre y bandera al partido poético de losjobelíns. 

1. ORÍGENES Y RESEÑA HISTÓRICA

Los italianos estiman que el soneto ha resultado de la unión de dos estrambotes a la italiana o, si se quiere, de la adición de una sextina a una octava. La explicación parece un tanto artificiosa y juzgamos más natural considerarlo como uno de tantos tipos estróficos de cuna popular y destinado al canto.

Corresponde a Petrarca la gloria de haber generalizado el soneto, no la de su invención, como erróneamente aseguran vetustos preceptistas. El soneto es bastante más antiguo que el amante de Laura; fue conocido por los trovadores y troveros, y no faltan autores que remonten el origen de la combinación apolínea hasta las filigranas de la poesía árabe, aunque la mayoría concede el mérito de la invención a Pierre della Vigne(1190-1249) canciller del emperador Federico II, y el de fijar la forma definitiva al toscano a Pietro Aretino, que deleitó con su pluma y escandalizó con sus ejemplos a la primera mitad del siglo XVI. Otros estudiosos literarios vinculan el nacimiento del soneto con Giacomo da Lentini [1210-1260], quien fue también funcionario (notario) del gobierno de Federico II y a quien se le atribuyen 16 canciones y 22 sonetos, que obedecen, en cuanto a métrica, temática y estilo, a los cánones de la lírica provenzal.

Apasionado hasta lo indecible de las trovas italianas y provenzales, e imitador fervoroso, el marqués de Santillana, que ya había aprendido de su admirado Francisco Imperial el empleo del endecasílabo en castellano, escribió sonetos al itálico modo, es decir, a imitación de Petrarca. Uno solo de tales sonetos rima los cuartetos a la moderna, en los demás cruza los consonantes y no sabemos si, por respetar la forma de la antigua octava o por miedo a la dificultad de dos solas consonancias, mezcla tres rimas según el siguiente esquema: ABBA-ACCA. La escasa habilidad en el manejo del endecasílabo, la inconsistencia de la distribución de las rimas y el abuso de las terminaciones agudas, con otros defectos, no permitieron a los sonetos de Santillana conquistar envidiable popularidad.

Juan de Villalpando, obscuro e insignificante poeta, fue en orden cronológico el segundo sonetista de nuestra literatura. Los cuatro sonetos de Villalpando hoy conocidos, ninguno de positivo mérito, presentan cruzadas las rimas de los cuartetos y se apartan del canon admitido, desenvolviéndose en metros de doce sílabas. No por su voluntad, mas por torpeza, incrusta sin querer algunos endecasílabos; por ejemplo: «Ya que tal caso las trae consigo» que es un endecasílabo dactílico pleno (1-4-7-10) y, si se apura, un decasílabo.

2. EL SONETO EN LA POESÍA ESPAÑOLA

Ocioso nos parece historiar el glorioso porvenir que en nuestra literatura correspondió al soneto. Los nombres de Juan de Arguijo, Fernando de Herrera, Diego Félix de Quijada, Gutierre de Cetina, Manuel María de Arjona, Lope de Vega, Luis de Góngora, Francisco de Quevedo, Calderón de la Barca, Sor Juana Inés de la Cruz y Miguel de Cervantes. Este último utiliza variantes, como el "soneto con estrambote" o el "soneto dialogado".

El soneto también es muy frecuente en la obra de los autores de la generación del 27, sobre todo en Jorge Guillén, Gerardo Diego y Rafael Alberti. García Lorca cultivó esta forma en sus «Sonetos del amor oscuro». Posteriormente, algunos poetas, como Jorge Luis Borges, cultivan el "soneto inglés" o "soneto shakespeariano", que consta de tres cuartetos y un pareado final, o bien escriben sonetos sin rima, como lo hizo Pablo Neruda. El soneto mantuvo su vitalidad durante la posguerra gracias a autores que supieron renovar su sonoridad y retórica, como Blas de Otero, Ángel González y Carlos Edmundo de Ory, y entre los hispanoamericanos Alfonso Reyes y Javier del Granado. Durante los años sesenta y setenta cayó en un relativo descuido, pero poetas posteriores a los novísimos, como Álvaro Tato (y algunos de éstos, como Luis Alberto de Cuenca o Juan Van-Halen), han retomado su uso, con un fervor no exento de ironía.

LOS TERCETOS. En el soneto, los tercetos se riman según el capricho del versificador. Daremos, sin embargo, algunos ejemplos de las formas más usuales. La predilecta de nuestros clásicos es la de tres rimas a distancias iguales, tal como se ve en el siguiente y bellísimo soneto consolatorio de Fernando de Ávila:

Madre, vive constante en el tormento,
Quieta la frente, pues que no la inclinas;
Que no es nueva costumbre en las ruinas
Ser unas de las otras instrumento.
Así verás, cuando enojado el viento
Ejercita las ondas cristalinas.
Que la disminución de las vecinas
Es en las otras espumoso aumento.
Dignos juzgan los dioses tus desvelos
En resistir sus ímpetus fatales,
Pues victoriosos triunfan de su ira.
Mucho debe tu crédito a los cielos.
Pues nunca tanto ejército de males
Contra débiles ánimos conspira.

(Fernando de Ávila y Sotomayor)

En ocasiones distribuían nuestros clásicos las tres rimas, de suerte que el cuarto verso de los tercetos conviniese con el segundo y el primero con el quinto; por ejemplo:

Cambia, loco pintor, el pensamiento;
No esperes figurarme en tu pintura.
¿No ves que es invisible mi figura
Y querer retratarla es vano intento?
Madre me fue la lengua, padre el viento;
De mí se engendra, en semejanza oscura.
Un vano indicio que en el aire dura;
Mientras doy voces sin entendimiento
En fin del son ajeno renovado
En mi voz, por burlaros, voy siguiendo
hasta llegar con él a vuestro oído.
Mas a qué fin te estoy entreteniendo?
Si quieres retratarme en fiel traslado,
Retrata, si pudieres, el sonido.

(«EL ECO», F. Medina; traducción de Ausonio)

Más armoniosa que las anteriores, y no menos sancionada por los grandes poetas, tenemos la de dos rimas alternadas para los tercetos, cual se verá en este soneto del no bien apreciado ni admirado D. Diego Félix de Quijada, uno de los sonetistas españoles más eximios del siglo XVII:

Oyó Elisa y miró, y abrió las puertas
Del casto pecho al huésped inhumano;
Entró por ellas el amor troyano.
Para dejarlas al dolor abiertas.
Las entrañas de amor más encubiertas
Patente hospicio son, albergue humano
De quien gozó galán, burló tirano.
Con viva fe, pero con obras muertas.
Quiso vengarse Dido, mas la suerte
Puso en los pies del Teucro su esperanza,
Y en su pecho lo busca airado y fuerte:
Hallóle en él, que en él no hizo mudanza,
Y por matar a Eneas se dio muerte.
¡Tanto puede en mujeres la venganza!

(«A DIDO», D. Diego Félix de Quijada)

Al tiempo del romanticismo pertenece el auge de los sonetos terminados en dos pareados, combinación menos agradable al oído, pero que parece cerrar más completamente el poema.

Cada edad en un símbolo se encierra;
Cada pueblo su gloria a un hombre toma:
A Homero, Grecia; y a Virgilio, Roma;
A Dante, Italia; a Shákspir, Inglaterra.
Grande era España, rayo de la guerra;
Su brazo poderoso al mundo doma;
Más grande aún cuando en su oriente asoma
El sol del genio que alumbró a la tierra.
¡Soberbia edad, que ostenta por blasones
A San Quintín, a Otumba y a Lepanto,
Que de Lassos y Herreras y Leones
Oyó vibrar el armonioso canto!
¡Inmenso siglo, siglo de gigantes.
Que abrió Colón y que cerró Cervantes!

( «EL SIGLO XVI», Francisco Escudero y Perosso)

Además de las expuestas, que se reputan autorizadas, se ensayan diariamente nuevas combinaciones, entre las cuales tenemos la siguiente por una de las más felices:

Somos lo azul con que se cubre el suelo,
Somos lo azul; nuestro divino encaje
Aparenta el redondo cortinaje
De la estupenda cúpula del cielo.
Somos lo azul; prendido a nuestro velo
Llevamos el incendio del celaje,
Y nos cruza el relámpago salvaje
Cual ave inmensa de rojizo vuelo.
Somos lo azul, con átomos sutiles,
Como quien labra túnicas gentiles,
Del aire hacemos la ilusión celeste.
Y elaboramos con azul bendito
El manto de los cielos infinito
Que lleva Dios por deslumbrante veste.

(«Somos los cielos», Salvador Rueda)

La circunstancia de emplear tres rimas facilita el trabajo del versificador. Los antecedentes se hallan en el parnaso francés, como acusa el modelo CCD-EED, uno de los innumerables que podríamos escoger. También suele cambiarse, sin alterar el tipo fundamental, la disposición de las rimas, como en este ejemplo CCD-EDE de Fontenelle:

Je connais la vertu de la moindre racine;
Je suis par mon savoir, dieu de la médecine;
Daphné courait encor plus vite que jamáis.
Mais s'il eút dit: Voyez quelle est votre conquéte;
Je suis un jeune dieu, tbujours beau, toujours frais,
Daphné sur ma parole aurait tourné la tete.

3. TIPOS DE SONETOS

Nombraré aquí solo algunos de los tipos de sonetos. En la actualidad son tantas las variantes que considero oportuno omitir las insustanciales, demasiado artificiosas o innecesarias para el estudio.

3.1. Soneto acróstico. Soneto en el que hay un acróstico. Recordemos que un acróstico (del gr. akros, extremidad, y stichos, verso) es una composición poética en que las letras iniciales, medias o finales de cada verso, leídas en el sentido vertical, forman un vocablo o expresión.

3.2. Soneto agudo (Navarro Tomás). Soneto en que los cuartetos tienen la forma de una octava aguda, y los tercetos llevan agudos los versos tercero y sexto, que riman entre sí.

Como un templo de Vesta religioso
de mi alma el misterio y simulacro
que hinche el recinto de respeto sacro
es el fuego sagrado del amor.
Lo demás... el vestíbulo de bronce,
el bosque umbrío de verdor perenne,
la fuente de alabastro y el solemne
silencio majestuoso de alredor.
Para nutrir el fuego, la divina
virgen del amistad, con paso egregio,
del pavimento por las losas va.
No lo robéis, profana gente indigna,
que no quedará impune el sacrilegio:
el rayo vengador os tocará.
(Anónimo)

3.3. Soneto alejandrino (Navarro Tomás). Soneto en alejandrinos. Lleva frecuentemente rima cruzada en los cuartetos.

En las constelaciones Pitágoras leía,
yo en las constelaciones pitagóricas leo;
pero se han confundido dentro del alma mía
el alma de Pitágoras con el alma de Orfeo.
Sé que soy, desde el tiempo del Paraíso, reo;
sé que he robado el fuego y robé la armonía;
que es abismo mi alma y huracán mi deseo;
que sorbo el infinito y quiero todavía...
Pero ¿qué vaya hacer, si estoy atado al potro
en que, ganado el premio, siempre quiero ser otro,
yen que, dos en mí mismo, triunfa uno de los dos?
En la arena me enseña la tortuga de oro
hacia dónde conduce de las musas el coro
y en dónde triunfa, augusta, la voluntad de Dios.

(Rubén Darío)

3.4. Soneto de arte mayor (Navarro Tomás). Soneto compuesto en el verso de Juan de Mena.

Si las diversas pasiones que siento,
ya que mi caso las trae consigo,
pudiese por nombre dezir el turmento,
segunt que cada me trata nemigo,
de todas pasarlas sería contento
por sola valía d'aquella que digo;
que dezir las penas en mi pensamiento
es fazer menos el danyo que sigo.
Por muchas personas que fingen amor,
con poca vergüença las nombran assí,
de tales yo contra callar es mejor
que non la verdat escassa por mí,
pues ella sabida, será mi dolor
muy poco plañido por quien me vencí.

(Juan de Villalpando)

3.5. Soneto asonante (Navarro Tomás). Soneto con rima asonante, en lugar de consonante.

Este cuerpo sellado por la inercia,
vivo sin voz, ausente sin sentido,
que al grito de los hombres no despierta
y el sueño arrastra a su secreto sino,
este cuerpo, mi cuerpo, sometido
a la niebla más niebla de mi muerta
soledad, sin presencia ni destino,
perdido el aire sin saber la esencia;
este cuerpo sin voz, metal sin fuego,
mano sin despedida que no muevo,
brazo, lirio de lava y de ceniza,
aire sin soplo de ternura verde;
este cuerpo sin voz ya no es la vida,
pero tampoco el sueño ni la muerte.
(Bernardo Ortiz de Montellano)

3.6. Soneto con cola (Juan Díaz Rengifo). Soneto que añade cada dos versos un quebrado de cuatro o cinco sílabas. Los quebrados riman entre sí con consonante diferente a las de los versos enteros.

Los ojos de honestíssima paloma,
o del octauo cielo las estrellas
relumbrantes:
La frente de la Aurora, quando assoma:
A las granadas las mexillas bellas
semejantes:
Los labios qual carmín deshecho en goma,
palabras y meneos de donzellas
no arrogantes:
El pecho qual confecionada poma,
los pies quales Rubís que dan centellas,
o Diamantes:
La estatura qual de una hermosa. palma,
y de Marfil el blanco cuello, y manos,
son dotes deste cuerpo sacrosanto
de María
porque los interiores, y del alma,
venid, o Cherubines soberanos
a los cantar, que ya no puede tanto
mi Talía.

(Juan Díaz Rengifo)

3.7. Soneto continuo. Soneto cuya estructura difiere del ordinario por disponer únicamente de dos consonancias para los catorce versos, es decir, que siete se adornan con igual rima y con otra rima los siete restantes. Quedó la estrecha combinación de esta variante a justo título desdeñada, pues ninguna utilidad se desprende de aumentar las ya no escasas dificultades del soneto a expensas de la espontaneidad de la expresión.

Ceniza espiritada, vil mixtura,
hombre de polvo, y lágrimas formado,
por ley divina a muerte condenado,
por qué no pones freno a tu locura?
Comienza ya a llorar con amargura,
lo mucho que a Dios tienes enojado,
la mala vida, el tiempo mal gastado,
si no te quieres ver en apretura.
Llamando te está ya la sepultura,
lugar estrecho, do será enterrado
deleite, honra, mando y hermosura,
y cuanto en esta vida es estimado.
El alma es inmortal, y siempre dura,
en sola ella emplea tu cuidado.

(Juan Díaz Rengifo)

3.8. Soneto de cuartetos independientes (Navarro Tomás) Soneto en que cada uno de los cuartetos tiene rimas distintas.

Cuánto Bilbao en la memoria. Días
colegiales. Atardeceres grises,
lluviosos. Reprimidas alegrías,
furtivo cine, cacahuey, anises.
Alta terraza, procesión de jueves
santo, de viernes santo, santo, santo.
Por Pasagarri las últimas nieves
y por Archanda helechos hechos llanto.
Vieja Bilbao, antigua plaza Nueva,
Barrencalle Barrena, soportales
junto al Nervión: mi vida despiadada
y beata. (La Virgen de la Cueva,
que llueva, llueva, llueva.) Barrizales
del alma niña y tierna y destrozada.

(Blas de Otero)

3.9. Soneto doblado (Juan Díaz Rengifo). Soneto en que se introducen versos quebrados: dos en cada uno de los cuartetos y uno en cada uno de los tercetos. Los versos quebrados riman con los enteros.

Amor es lazo en tierra solapado,
ladrón disimulado,
ponçoña entre la dulce miel metida,
serpiente en frescas yeruas encogida,
que da mortal herida,
hondura en el seguro y ancho vado:
León junto al camino agaçapado,
de hambre fatigado
centella entre las pajas escondida,
halago, con que muere nuestra vida,
entrada sin salida,
castillo que debaxo está minado:
Celada de enemigos en la sierra,
fingido lamentar de cocodrilo,
candela sin pauilo,
veleta de tejado varïable;
de lana por torcer delgado hilo,
engaño manifiesto y deleytable,
calentura incurable,
promete paz, mas es la misma guerra.

(Juan Díaz Rengifo)

3.10. Soneto enumerativo (Martín de Riquer). Soneto en que el sentido se gradúa de forma ascendente hasta el penúltimo verso, y la consecuencia se reduce al último verso. La característica de esta modalidad de soneto es una propiedad estilística y no métrica, pues métricamente responde al tipo clásico.

Aunque de godos ínclitos desciendas,
y cuelgues de pirámides gitanas
tus armas, con las águilas romanas,
y despojos de bárbaras contiendas;
aunque a Jove le des ricas ofrendas,
olores de Asia, plumas mejicanas,
y arrastres las banderas africanas,
y tu nombre de polo a polo extiendas;
aunque ciñan laurel y oro tus sienes,
y gobiernes la rueda de Fortuna,
y pongas con tu gusto al mundo leyes;
aunque pises la frente de la Luna,
y huelles la corona de los reyes,
si la virtud te falta nada tienes.

(Bartolomé Leonardo de Argensola)

3.11. Soneto con estrambote (soneto caudato). Soneto al que se le añade uno o más grupos de tres versos al final. Cada uno de estos grupos de tres versos suele tener la siguiente forma: un heptasílabo que rima con el verso anterior, y dos endecasílabos que forman un pareado. En algún caso puede faltar el heptasílabo.

Lope de Vega, Quevedo, Cervantes y algún que otro poeta han empleado el estrambote, pero rara vez con legítimo éxito. Su misma etimología (strabus, en latín popular strambus, cojo) indica su situación extra-estrófica y la variabilidad de su estructura. Es una derivación del estribillo, elemento genuino de la poesía popular, y produce cierta desarmonía a que no gusta de avenirse, si no es por gracia excepcional, la poesía regular y culta.

Aunque no puede decirse que lo burlesco y satírico sea esencial en esta forma, es frecuente tal tono, como ocurre en el siguiente ejemplo de Cervantes.

«¡Voto a Dios, que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describilla!;
porque ¿a quién no suspende y maravilla
esta máquina insigne, esta braveza?
¡Por Jesucristo vivo! Cada pieza
vale más que un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡oh, gran Sevilla!,
Roma triunfante en ánimo y riqueza!
Apostaré que la ánima del muerto,
por gozar este siglo, hoy ha dejado
al cielo, de que goza eternamente.»
Esto oyó un valentón y dijo: «Es cierto
lo que dice voacé, seor soldado,
y quien dijere lo contrario, miente».
y luego, encontinente,
caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuese, y no hubo nada.

(Miguel de Cervantes)

3.12. Soneto machiembrado (Navarro Tomás). Soneto en cuya rima se alternan palabras en género masculino y femenino. Este recurso recuerda al artificio de la antigua poesía cancioneril llamado «macho e femea»:

El día, que antes era noche oscura,
vuelve a ser día cada vez más puro;
la noche, que antes era día oscuro,
vuelve a ser noche cada vez más pura.
El Cielo, que antes era tierra impura,
vuelve a ser cielo menos inseguro;
la tierra, que antes era cielo impuro,
vuelve a ser tierra menos insegura;
desde que en este día sin reproche,
desde que en esta noche que no es noche,
desde que en este cielo que destierra,
desde que en esta tierra que no es tierra,
el corazón, ayer deshabitado,
vuelve a ser corazón enamorado.

(Francisco Ruiz Bernárdez)

3.13. Soneto pareado (Navarro Tomás). Soneto en que la rima de los cuartetos se organiza en pareados; en los tercetos, por su parte, también aparecen dos pareados. En el siguiente ejemplo, la rima es asonante.

Tardes así ¿cuándo os he respirado?
Sueltos cabellos, húmedos del baño;
olor de granja, frescor de garganta,
primavera hecha toda flor yagua.
Se abrió la reja y fuimos a caballo; n
el cielo era canción, caricia el campo,
y la promesa de la lluvia andaba
viva y alegre por las cumbres altas.
Cada hoja temblaba y era mía,
Y tú también, de miedo sacudida
entre presentimientos y relámpagos.
Latían entre nubes las estrellas,
y nos llegaba el pulso de la tierra
desde el tranco ligero del caballo.

(Alfonso Reyes)

3.14. Soneto polimétrico (Navarro Tomás). Soneto en versos de distinto número de sílabas.

Aquí termina la primera parte.
Cuántos papeles para qué Quinientos.
Quinientos tantos a los cuatro vientos
y -solo- un hombre contra todo el Arte.
¿Termina? Nace. Terminante, aparte.
Cuarenta marzos cenicientos,
lientos,
y al fin un fuego donde enfenixarte.
Un hombre. ¿Solo? Con su yo soluble
en ti, en ti, y en ti. ¿Tapia redonda?
Oh, no. Nosotros. Ancho mar. Oídnos.
y cuando el rojo farellón se anuble,
otro, otro y otro entroncarán su fronda
verde. Es el bosque. Yes el mar. Seguidnos.

(Blas de Otero)

3.15. Soneto con repetición (Juan Díaz Rengifo). Soneto en que la última palabra de cada verso se repite al principio del verso siguiente. Rengifo califica de graciosos y dificultosos estos sonetos.

Guarda mundo tu flaca fortaleza,
fortaleza de carne no la quiero,
quiero seruir a aquel en quien sí espero,
espero hará de roble mi flaqueza.
Flaqueza en la virtud es gran vileza,
vileza no consiente un cauallero
cauallero en la sangre, no en dinero,
dinero que escurece la nobleza.
Nobleza verdadera en Dios se halla
hállala el que a sí mismo despreciando,
preciando a solo Dios en él se honra.
Honra Dios a los suyos, quando calla,
calla, porque en silencio está ayudando,
dando paciencia y honra en la deshonra.

(Juan Díaz Rengifo)

3.16. Soneto septenario (Juan Díaz Rengifo). Soneto en versos heptasílabos. Rengifo sólo se refiere al nombre de septenario que dan los italianos al soneto en heptasílabos, pero no da ejemplos ni dice que se emplee en castellano.

Con pérfido aparato
de amorosa fatiga,
luce su oro en la intriga
yen el ojo del gato.
Poetas, su recato
no pasa de su liga;
evitad que os consiga
su fácil celibato.
El dulce Shakespeare canta
su discreción de infanta;
mas cuando su alma aduna
con Julieta infelice,
«swear not by the moon», dice:
No juréis por la luna.
(Lepoldo Lugones)

3.17. Soneto terciado (Juan Díaz Rengifo). Soneto con rima alterna (ABAB-ABAB) en los cuartetos.

¡Es mi adiós!.. Allá vas, bruna y austera,
por las planicies que el bochorno escalda,
al verberar tu ardiente cabellera,
como una maldición sobre tu espada.
En mis desolaciones, ¿qué me espera?.
(ya apenas veo tu arrastrante falda):
una deshojazón de primavera
y una eterna nostalgia de esmeralda.
El terremoto humano ha destruido
mi corazón, y todo en él expira.
¡Mal hayan el recuerdo y el olvido!
Aún te columbro, y ya olvidé tu frente;
sólo, ¡ay!, tu espalda miro, cual se mira
lo que huye y se aleja eternamente.

(Manuel José Othon)

La literatura italiana creó estructuras verdaderamente complejas a base de sonetos que no han tenido ningún eco literario en España. Un ejemplo serían los sonetti a corona que se crearon en el cinquecento por la academia senesa “degl’intronati”. Consiste en una sucesión de 14 sonetos en los que se repite el último verso de un soneto en el primer verso del siguiente y que se cierra con un último soneto, el 15, formado por la sucesión de todos los versos anteriormente repetidos.


Fuentes:
•    ALGABA PACIOS, María Nieves (2004). Enciclopedia Universal Micronet S.A.
•    MENDEZ BEJARANO, Mario (1907) La ciencia del verso. Teoría general de la versificación con aplicaciones a la métrica española. Librería General de Victoriano Suárez. Madrid
•    DOMÍNGUEZ CAPARRÓS, José (2007) Diccionario de Métrica Española. Alianza Editorial, S.A. Madrid
•    BENOT, Eduardo. «Prosodia Castellana y Versificación». Casa editorial Juan Muñoz Sánchez.
•   
http://es.wikipedia.org/wiki/Soneto#El_soneto_en_lengua_espa.C3.B1ola
•   
http://es.wikipedia.org/wiki/Giacomo_da_Lentini
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[1] Lo escrito entre paréntesis es nota personal de quien transcribe, Elhi Delsue.